Este texto nace de una canalización espiritual. Lo digo así porque, desde mi percepción humana y lógica, muchas de las experiencias que vivo en las noches me resultan imposibles de comprender por completo. He encontrado resonancias en tradiciones antiguas —en el chamanismo andino, en ciertos pasajes del budismo—, pero no siempre en los lenguajes de la ciencia moderna. Y, siendo sincero, como buen capricornio, me cuesta no caer en la tentación de buscar explicaciones racionales. Es todo un ejercicio para mí relatar lo que vivo sin intentar encajarlo a la fuerza en un marco científico.

Con el tiempo he visto cómo, casi inevitablemente, voy construyendo creencias. Parece imposible para la mente humana no generar algún tipo de estructura que le dé sentido a lo que experimenta. Y aun así, he comprobado que mis creencias cambian continuamente. Cada experiencia que me ofrece Dios —o lo Inefable, o como cada uno quiera nombrarlo— transforma otra vez aquello que doy por cierto.

A menudo me descubro buscando patrones con insistencia, convencido de que debe existir un orden oculto. Pero, al observarlo con más atención, veo que detrás de esa búsqueda se esconde un deseo de seguridad momentánea. Ese reconocimiento me ha revelado las limitaciones que yo mismo introduzco cada vez que intento reducir lo vasto a algo manejable. Hay dimensiones de lo sagrado que simplemente no pueden ser comprendidas desde la lógica que uso para orientarme en la vida cotidiana. Intentar forzarlas a encajar solo estrecha la experiencia en lugar de abrirla.

He estudiado con detalle las fases del sueño para comprender cómo mis experiencias nocturnas —que a menudo percibo como un viaje del alma— podrían relacionarse con la fisiología. He observado algunos patrones: ciertas vivencias se producen en umbrales hipnagógicos o durante momentos de activación REM. Aun así, no se repiten de forma sistemática. Cuando entra en juego mi sensibilidad mediúmnica, la regularidad típica del sueño parece alterarse, y ahí es donde la correlación entre lo espiritual y lo neurofisiológico deja de ser lineal. Todavía no tengo una explicación definitiva, pero sí un mapa provisional que me permite seguir investigando sin forzar ninguna de las dos dimensiones.

Por qué percibimos más el alma por la noche

Mi experiencia me ha enseñado que el alma está activa constantemente, en vigilia y en cualquier otro estado de conciencia. Es el motor que impulsa nuestra evolución, trayendo información que necesitamos para experimentar lo que debemos experimentar.

La noche no activa al alma: nos permite percibirla con claridad. Durante el día, la mente consciente, el ruido del ego y las ocupaciones nos impiden percibir sus movimientos sutiles. Por la noche, sin tanta interferencia, las sensaciones internas y las intuiciones fluyen con mayor nitidez, y es más probable que percibamos mensajes de seres queridos o movimientos internos de nuestra propia evolución.

Fases del sueño y su relación con la percepción del alma

Fase N1 – La puerta del alma

Transición entre vigilia y sueño. Aparecen imágenes fugaces, luces, sensaciones de compañía. Es un umbral donde el alma comienza a desprenderse suavemente del cuerpo.
Señal auténtica: sensación de paz, no de miedo o ansiedad.

Fase N2 – Desconexión sensorial

El cerebro filtra estímulos externos y el cuerpo entra en un sueño ligero. Muchas personas sensibles perciben vibraciones, flotar o voces internas. Aquí los encuentros con el alma comienzan a ser más nítidos.
Señal auténtica: claridad interna y sensación de seguridad.

Fase N3 – Sueño profundo

Ondas delta, silencio interior, restauración. Las experiencias son sutiles: integración del duelo, restauración energética y ajustes en el campo personal.
Señal auténtica: sensación de haber viajado o descansado profundamente al despertar.

Fase REM – El territorio de los encuentros

Sueños claros y narrativos. Surgen los encuentros con seres queridos y mensajes intuitivos. La REM es donde el alma traduce información simbólica en lenguaje humano.
Señal auténtica: claridad, coherencia emocional, repetición de la sensación o mensaje.

El movimiento del alma más allá del contacto

El alma no se limita a mostrarnos seres queridos. Se mueve constantemente para integrar emociones, ajustar nuestra energía, traer intuiciones y guiar nuestra evolución. A veces percibimos su presencia como un mensaje claro, otras como sensaciones sutiles o cambios internos de nuestra conciencia.
La noche no es la única “ventana” para estas experiencias; simplemente nos permite percibir con mayor claridad lo que de día puede pasar desapercibido.

Por qué en el duelo no siempre podemos contactar con nuestros seres queridos

Durante el duelo, es común intentar forzar la percepción de señales o mensajes, pero la conexión no siempre ocurre de manera inmediata ni clara. Existen varias razones:

1. Protección energética del ser querido: su alma respeta nuestro proceso y no siempre se manifiesta hasta que nuestra percepción interna está equilibrada.
   
2. Estado emocional cuando estamos en la borágine emocional del duelo: la tristeza intensa, la ansiedad o la saturación sensorial pueden impedir entrar en las fases del sueño donde el contacto suele ser más accesible (N1, N2, REM).
   
3. Diferencia entre reparación del duelo y contacto auténtico: muchas experiencias nocturnas sirven primero para integrar emociones, restaurar energía y equilibrar nuestro campo energético. Solo después, con serenidad y apertura, se produce un contacto genuino.
   
4. Tiempo de la desencarnación: el ser querido recién desencarnado también está adaptándose a su nueva conciencia. Esto hace que los mensajes sean sutiles y simbólicos al principio.
   
5. Mensajes sutiles y respetuosos: las señales auténticas llegan como intuiciones, sueños o sensaciones internas, y requieren interpretación y paciencia.
   

Cómo explicarlo de manera práctica:

• No es culpa del doliente si no percibe señales inmediatas.
  
• La conexión depende de equilibrio emocional, tranquilidad interna y apertura energética.
  
• Registrar sueños, intuiciones y sensaciones ayuda a diferenciar la reparación del duelo de la comunicación auténtica.
  

Cuidar el sueño para personas altamente sensibles

Para quienes tienen sensibilidad elevada o percepción extrasensorial:

1. Cierre energético antes de dormir: pon una mano en el pecho y otra en el bajo vientre, respiración profunda, recoger tu energía( invita a todas las partes de ti que se han quedado conectadas con experiencias y conexiones con personas del día, que se reúnan de nuevo a ti, soltando todo lo que no es tuyo ni para tu bien).
   
2. Reducir estímulos: pantallas, luces y conversaciones intensas al menos 60 minutos antes.
   
3. Dormir en espacios equilibrados: orden, limpieza y baja exposición a tecnologías o energías externas.
   
4. Anclaje corporal suave: sentir manos y pies para no dispersarte energéticamente.
   
5. Regulación del sistema nervioso: respiración lenta, estiramientos suaves, ducha tibia, infusiones calmantes.
   
6. Intención sin expectativa: “Que lo que deba llegar, llegue con claridad y para mi bien.”

Reconocer experiencias auténticas

Para diferenciar contacto espiritual de saturación emocional o proyecciones mentales:

• Paz y claridad interior
  
• Coherencia emocional
  
• Repetición de la señal
  
• No ansiedad ni confusión

Mi conclusión de momento;)

Cada noche es un territorio único donde el alma se mueve, integra y guía. Cada experiencia es singular, modulada por tu estado emocional, tu proceso evolutivo y tu sensibilidad. No necesitas forzar el contacto ni medir tus sueños: solo abrir el corazón, preparar tu descanso y aprender a diferenciar la voz del alma del ruido del día.

El alma siempre está en movimiento. La noche solo nos permite percibirla mejor. Cuando acompañamos sus movimientos con respeto y discernimiento, el contacto con nuestros seres queridos y con nuestra propia evolución se vuelve profundo, claro y sanador.

Gracias por acompañarme en este viaje nocturno del alma. Cada palabra que comparto nace de mi experiencia personal y de la intención de ayudarte a conectar con tu propia espiritualidad, con tus seres queridos y con la guía de tu alma. Espero que estas herramientas y reflexiones te sirvan para percibir con claridad y cuidado las señales que te rodean, y para que tu descanso sea un espacio de sanación y crecimiento.

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Recuerda: cada paso que das hacia la conciencia de tu alma es un acto de amor y respeto hacia ti y hacia quienes te acompañan desde el otro lado. Gracias por permitirme acompañarte en este camino. Que cada noche te acerque a la claridad, la paz y la presencia de tu propio ser profundo.

Con gratitud y luz,
Ernest Guirao